miércoles, 10 de febrero de 2010

por José Daniel Quesada

El pasado domingo 07 de febrero, se dió en Costa Rica una lección al mundo entero de lo que es una democracia madura.  Los comicios nuevamente se llevaron a cabo en paz, los ciudadanos salimos a emitir nuestro voto en favor del partido político de nuestra simpatía.  Esta lección de civismo dada al mundo, demuestra que Costa Rica cree en la paz y en la democracia, a pesar de haberse perdido la credibilidad en sus políticos. 

La candidata por el Partido Liberación Nacional, Laura Chinchilla Miranda es ya presidenta electa del Gobierno de Costa Rica y si Dios lo permite estará tomando el poder el 08 de mayo del 2010.

Con un 46,78% de los votos emitidos, la candidata oficialista obtuvo una amplia diferencia con respecto a su más cercano contendiente, el candidato del Partido Acción Ciudadana, Sr. Ottón Solis Fallas, quien solo obtuvo el 25,15% y quien en su segundo intento nuevamente obtiene el segundo lugar en los comicios nacionales.

Ya pasadas las elecciones, todos los ciudadanos nos volvemos a juntar bajo los colores de una misma bandera, ya no la partidista, sino bajo los colores blanco, azúl y rojo de nuestro pabellón nacional. Atrás deben quedar nuestras diferencias y unirnos todos por conseguir una mejor Costa Rica para todos.

Muchos son los que no ganaron con el resultado de las elecciones, desde el punto de vista  de que el partido político de su simpatía no obtuvo el gane de las mismas, y muchos son los que de una u otra manera van a cuestionar las acciones que tome el nuevo gobierno, incluso habrá personas que se expresarán de manera despectiva de la presidenta y/o de su gabinete. La Palabra de Dios, La Biblia, nos exhorta a someternos a las autoridades superiores porque éstas han sido establecidas por Dios. 

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.  De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Romanos 13:1-2

Como lo indica el pasaje de La Biblia citado, el que no se someta al nuevo gobierno, estará oponiéndose a Dios y aún hay más, en el libro de Daniel, leemos de la siguiente manera:

Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.  Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Daniel 2:20-21

De acuerdo con esta cita, es Dios el que pone y quita a los gobernantes, da el poder y la sabiduría. Daniel enfatiza este hecho en el capítulo 4 de su libro en el versiculo 17:

La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres. Daniel 4:17

Nótese que claramente dice que Dios es quien gobierna el reino de los hombres y que es él quien lo da a quien él quiera, en la antigüedad Dios puso y quitó reyes, en el presente, él pone y quita a los presidentes según su Santa Voluntad y de acuerdo con su plan perfecto. Además, Dios preserva el gobierno del gobernante que él designa, a pesar de su ausencia temporal, en el versículo 26 del mismo capítulo 4 de Daniel leemos: Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. Daniel 4:26

Estos versículos a los que he hecho referencia, tratan sobre el reinado de Nabucodonosor, rey del imperio de Babilonia, imperio que se levantó por la voluntad de Dios para cumplir con su  propósito al igual que los imperios y reinos que le siguieron. Queda claro entonces que los gobiernos y reinos son establecidos por Dios dentro de su voluntad y para cumplir con el propósito que Dios tiene para cada uno y así se lo reveló Dios a Nabucodonosor en el sueño que éste tuvo de una gran estatua que representaba los reinos o imperios que se iban a levantar.  La cabeza de oro, representaba a Nabucodonosor y al imperio babilónico; el pecho y brazos de plata, representan al imperio medopersa; el vientre y los muslos de bronce, representan el imperio levantado por Alejandro Magno y los macedónios; las piernas de hierro, representan al imperio romano y los pies en parte de hierro y en parte de barro, representa la caida del imperio romano y su división en varios reinos de menor poder (los diez dedos). Apocalipsis nos hace referencia a estos diez reinos, representados en los diez cuernos de la bestia, y que el ángel le explicó a Juan que representaban a diez reyes que aún no habían recibido reino pero que lo recibirían por un corto período, ya que ellos entregarán ese poder a la bestia. 

Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.  Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Apocalipsis 17:12-13

No me voy a referir más sobre Apocalípsis, ya que es tema para otro artículo y no el que estamos aquí analizando. Ahora bien, Jesucristo mismo nos da referencia sobre que la autoridad viene del cielo, y esto lo leemos en los evangelios.  Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por lo tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Juan 19:10-11

Nótese que Jesús recalca que la autoridad de Pilato viene de arriba en referencia al cielo, a Dios que es la autoridad celestial. Creo que ya quedó bien claro el punto de que es Dios, el que establece las autoridades terrenales; pero cuál debe ser nuestra posición ante esa autoridad.  ¿Cómo debemos comportarnos los cristianos ante la autoridad? ¿Estamos obligados a obedecerla?


El Sugetarse a la Autoridad Humana.

Al comienzo de este artículo me referí a nuestra obligación de someternos a las autoridades y que el Apóstol Pablo así nos lo indicaba en su carta a los Romanos, recordemos el pasaje:

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.  De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Romanos 13:1-2

¿Quién se debe someter a las autoridades superiores? Pablo dice: toda persona, o sea, usted y yo, todos los que habitamos este planeta. Pero Pablo va más allá, y en su carta al joven Tito, colaborador suyo, menciona que se debe obedecer a las autoridades y a no difamar ni ser pendenciero; en otras palabras  no hablar mal de las autoridades, ni pelear con ellas.

Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.  
Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Tito 3:1-2

Y el Apóstol Pedro, también nos refuerza esto. En su primera carta nos dice:

Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.  1 Pedro 2:13-17

 No caiga en la trampa de ceder a la tentación de hablar mal de las autoridades, ya sean del gobierno u otras como su patrón, su jefe, sus profesores o maestros, etc. recuerde que debemos someternos a toda autoridad, ya sea una institución o persona.

Hemos hablado de someternos a la autoridad humana o institucional, pero ¿qué pasa cuando esa autoridad viola las leyes divinas? ¿debo obedecer ciegamente, a pesar de que lo que el gobierno o la autoridad me pide, va en contra de lo que Dios establece en su palabra?

La Autoridad de Dios vs. la Autoridad Humana.

Si bien es cierto, ya hemos analizado el hecho de que Dios nos manda a obedecer a la autoridad y a sujetarnos a ella, y esto incluye el hecho de cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos,  como trabajadores y/o estudiantes. Estamos en la obligación de cumplir con las leyes del estado y a contribuir con los impuestos y tributos. Pero tengo que dejar claro el hecho de que la máxima autoridad en nuestras vidas es Dios, y nada ni nadie, puede usurparla.

Mis derechos como indivíduo llegan hasta donde comienzan los de mi prójimo, yo no tengo el derecho de violentar el de mi prójimo.  De igual manera, el hombre no puede imponer su autoridad por encima de la de Dios. Recordemos que es Dios quien le ha dado esa autoridad al hombre, por lo tanto, éste no puede ser superior a aquel que se la dio.

Si se promulgara una ley que va en contra de la moral de Dios o de sus leyes, no podemos obedecerla, a pesar de que la ley humana, tendría el poder de ejercer su autoridad sobre nosotros y castigarnos por no ser obedientes.  Pero el desobedecer en este caso a la autoridad, no constituye un pecado ante los ojos de Dios, ya que estamos siendo desobedientes a la autoridad humana, pero obedientes a la autoridad de Dios, y ésta última es la que prevalece.

Por ejemplo, una ley que permita el aborto, o el matrimonio gay, va contra la moral de Dios y no podemos estar en favor de ella. Una ley que prohiba la adoración a Dios o el ofrecerle culto, va contra las leyes de Dios y no podríamos obedecerla. 

Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
Sin embargo, para que no de divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
Y llamándoles, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.  Hechos 4:15-20

Estamos claros entonces, que debemos sujetarnos a las autoridades humanas, siempre y cuando no se opongan a la autoridad de Dios.

Que Dios nos ayude y nos de discernimiento para saber obedecer y someternos a las autoridades sin que violemos o incumplamos con las leyes divinas.

Espero sus comentarios al correo  josdedanny57@gmail.com

Que Dios les guarde y les bendiga!!


José Daniel Quesada M